martes, abril 29, 2008

Renault intenta probar en 5 horas de juicio que el delegado que alteró motores ‘engañó a la máquina’

FERNANDO VALIÑO

VALLADOLID.-

>"Luz verde. Luz roja". Fue la cantilena repetida durante las cinco horas que duró el juicio por el despido del delegado sindical de Renault, Enrique Martínez, al que se responsabiliza de "engañar a la máquina" y causar anomalías en 9.553 motores, entre el 7 de marzo y el 9 de octubre de 2007,

La vista oral, iniciada en la sala del Juzgado de lo Social número dos, se trasladó a la planta superior del edificio de la plaza Rosarillo a petición de su titular, ya que los gritos de las personas concentradas en el exterior penetraban en el local a pesar del fuerte despliegue policial, que había acordonado desde primera hora la zona. Aún así, las voces de los manifestantes fue la música de fondo que acompañó todo el juicio, ya que hasta su finalización se mantuvo la concentración, duramente reprimida en varias ocasiones a lo largo de las 5 horas que duró la vista.

Los testigos presentados por Renault argumentaron que el despedido colocaba los cuatro inyectores de los motores sin leer sus códigos de identificación, con lo que una operación que dura 27 segundos se acortaba a 19, según Luis Miguel Palacios, uno de los nueve testigos presentados por Renault que mostró con DVD en qué consistía el trabajo del delegado sindical de Trabajadores Unidos despedido.

El irregular proceder denunciado por la empresa fue descubierto en la planta de Flins (Francia) el 19 de octubre, declaró Iván Sánchez cuyo testimonio había sido precedido del de Carlos Rodríguez, jefe de Calidad de Motores, para quien Renault estaba ante "una tipología de defectos desconocida". "Con la información de la máquina y el sistema de trazabilidad del motor hemos visto que había códigos repetidos, ya que se dejaban los inyectores puestos y se iban montando otros en paralelo", dijo el jefe de Calidad.

Todos los técnicos y mandos de Renault coincidieron en que nadie ni nada había detectado durante meses el supuesto irregular proceder del trabajador despedido. Todo lo contrario argumentaron los testigos de la parte demandante.

Significativo fue el testimonio de Félix Albert, secretario del Comité de Empresa, recientemente jubilado, para quien no resulta creíble la versión de la empresa."Renault destaca por los controles de calidad. No me puedo creer que haya sucedido lo que se dice y no fuera detectado", dijo el histórico sindicalista de UGT. Javier Román, Del Amo Cuadrado y Francisco Pérez, trabajadores de Renault aportaron su experiencia práctica discordante con la versión aportada por los mandos y técnicos de la empresa. Hablaron de los contínuos controles y resvisiones semanales a que están sometidos, de la imposibilidad de no ser detectado algo como lo denunciado, etc., sin que "saltara el sistema de calidad".

Jesús Blanco y Joquín Isabel, delegados de Trabajadores Unidos, criticaron los altos ritmos de la cadena y recordaron las palabras pronunciadas por el director de la factoría de Motores. Juan Antonio García Soto, antes de las últimas elecciones sindicales: "Se puede votar a cualquiera menos a Trabajadores Unidos".

En las conclusiones, la letrada de Renault rechazó la acusación de persecución sindical y cuestionó el activismo del despedido, que tiene una antigúedad de 29 años en la empresa."La imputación y la autoría de los defectos en los motores no puede ser de nadie más que del señor Martínez", afirmó la abogada.

El representante del Ministerio Fiscal, que centró sus preguntas en una de las acusaciones que pesaban sobre Enrique Martínez –haber concluido su jornada de trabajo cuatro minutos antes del toque de sirena al haberse alcanzado los 750 motores marcados en la producción–, se sumó a la postura de Renault y anunció la desestimación de la demanda por entender que no se ha vulnerado el derecho a la libertad sindical. También dijo que el visionado del vídeo había resultado esclarecedor así como e testimonio de los técnicos.

Ana Pérez, abogada del delegado despedido, rechazó las imputacioners de "fraude, deslealtad y abuso de confianza" y "la transgresión de la buena fe" de la que es acusado el despedido. "Es, en todo caso, una falta de conducta. Un comportamiento no se puede sancionar con la máxima pena el despido", dijo. "¿Cómo es posible que un trabajador que llega a un puesto nuevo puede engañar a la máquina?", se preguntó la abogada, que había cuestionado que el perjuicio causado ascendiera a dos millones de euros –"han sido aportadas unas 70 facturas por menos de 100 euros cada una por revisión de motores"– y que en cuestión de días se hubiera preparado un expediente de cientos y cientos de folios.

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