x Coordinadora Antifascista de Madrid
"Los extremos se tocan", esa es la máxima difundida por los medios de comunicación en las últimas semanas, cuya esencia es igualar a la juventud antifascista con los neonazis. Curiosamente los jóvenes solidarios y antirracistas son igualados con aquellos que defienden el racismo y la xenofobia.
"Yo también soy antifascista"
"Yo también soy antifascista", decían alegremente Mercedes Milá y Esteban Ibarra el pasado 19 de junio en el programa basura "Diario de… Los extremos se odian". Es decir, ponían sobre la mesa la existencia de un supuesto antifascismo democrático, que reivindica valores solidarios pero siendo respetuoso con el sistema capitalista y sobre todo "sin usar la violencia". Con este argumento pretendían trazar una línea divisoria entre el antifascismo demócrata y el antifascismo violento. Según esta tesis, el supuesto empleo de la violencia es el método básico que iguala a antifascistas con los fascistas, utilizando ambos grupos formas de expresión igualmente "radicales" y "extremas".
El objetivo de insistir con esta argumentación es el de aislar socialmente al movimiento antifascista real, al que lucha en la calle porque entiende que el fascismo es una herramienta del capitalismo para amedrentar a los sectores sociales en lucha por los derechos básicos de las personas y que entiende, además, que no es democrático el sistema que privatiza la sanidad, que mercantiliza la educación, que precariza el trabajo, que vive junto a las mafias inmobiliarias y junto a la corrupción institucional. Es decir, no existe un antifascismo "democrático" que no combate el sistema capitalista ni planta cara a sus guardianes callejeros: los nazis.
“Los antifascistas buscan un muerto”
Los medios de comunicación se han hartado recientemente de publicitar listas de supuestas agresiones de grupos antifascistas contra grupos neonazis. Pero lo que no hacen es difundir la otra lista, la lista de cómo empezó a fortalecerse la autodefensa antifascista, de cómo los antifascistas se están autoorganizando para combatir a los nazis en un mero acto humano de supervivencia y de lucha politica. "Después del asesinato de Carlos Palomino, los antifascistas buscan un muerto, vengar su muerte", señala la prensa. Pero lo que no dice es que en el 2007 un hombre congoleño se quedó tetrapléjico en Alcalá de Henares tras una paliza neonazi, que en el 2005 el joven madrileño Ramón recibio una puñalada cerca del corazón en San Sebastián de los Reyes, que Roger fue asesinado por un neonazi en 2004 en Barcelona..., y así una larga lista de salvajes agresiones.
Desde el año 1991 han habido al menos 38 asesinatos a manos de neonazis. Las víctimas son inmigrantes, mendigos, jóvenes antifascistas e incluso jóvenes sin ideología específica.
El pasado mes de noviembre de 2007, hubo 3 agresiones nazis conocidas antes del desdichado 11 de noviembre en que fue asesinado Carlos Palomino. Dos de ellas contra inmigrantes y una contra jóvenes de izquierdas. En todo el mes de noviembre de 2007 se han contabilizado 21 agresiones ultraderechistas; en el mes de diciembre de 2007 al menos 18; en el mes de enero de 2008 al menos 24 agresiones; en el mes de febrero de 2008 al menos 18... estos datos se puede confirmar recopilando información de medios de comunicación alternativos e incluso en ocasiones de pequeñas noticias de la prensa convencional, como el caso de El País, que informó de un “informe Raxen” que aseguraba que en el año 2007 se produjeron 600 agresiones neonazis (casi 2 cada día de media).
Las agresiones violentas a manos neonazis, en algunos casos con muertes incluidas, se han sucedido todos los años y el asesinato Carlos ha sido, de momento, el punto culminante de la tendencia al alza del fascismo en el estado español. Además, desde el 11 de noviembre de 2007, en Europa han sido asesinados a manos de grupos neonazis Jan Kucera (18 de enero de 2008, República Checa), Alexei Krylov (16 de marzo de 2008, Moscú) y Nicola Tommasoli (5 de mayo de 2008, Italia).
Es decir, quienes matan y buscan muertos activamente son los neonazis. Y quienes ponen los muertos y sufren la amenaza de la violencia neonazi son los inmigrantes, mendigos, homosexuales, antifascistas y activistas anticapitalistas en general. Eso no lo dicen los medios de comunicación, no dicen que el resurgir de la autodefensa antifascista es producto de la permanente violencia extrema de los neonazis, y por tanto es absolutamente legítima. No dicen que las fuerzas de seguridad del estado son viveros de fascistas, no hablan de las conexiones descaradas (muchas veces familiares) entre la policía y los nazis o del entrenamiento que reciben jóvenes fascistas en el ejército español. Pareciera casualidad que el asesino de Carlos Palomino fuera nazi y militar, pero no lo es.
“El asesinato de Carlos desencadenó una oleada de altercados”
La prensa intenta que la opinión pública relaciones el asesinato de Carlos con palabras como “disturbios”, “violencia”, “bandas”..., desvirtuando el legítimo clamor antifascista ante un hecho tan doloroso e injusto como el ocurrido en metro de Legazpi el 11 de noviembre.
“El asesinato de Carlos desencadenó una oleada de reyertas y altercados para vengar su muerte”, decía el reciente montaje televisivo de Mercedes Milá, ocultando intencionadamente que tras el asesinato fascista hubo principalmente movilizaciones populares de carácter pacífico. Una de ellas tuvo lugar en el distrito de Usera convocada el 15 de noviembre por la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos de Usera. Al día siguiente tuvo lugar otra manifestación, esta de enormes dimensiones, convocada por la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos de Vallekas. Miles de vecinos antifascistas salieron a la calle para repudiar el asesinato de Carlos. No sólo eso, además la Delegación de Gobierno permitió varias movilizaciones de ultraderecha esos días al tiempo que prohibía la manifestación de la Coordinadora Antifascista de Madrid del 24 de noviembre, que se preveía pacífica y de participación masiva.
Posteriormente se han realizado otras movilizaciones como una concentración convocada por Madrid antifascista el 9 de febrero frente al Tribunal Superior de Justicia de Madrid contra la legalización de actos fascistas y xenófobos, pero de esto no se acuerda la televisión.
Los medios de comunicación pretenden borrar de la historia multitud de movilizaciones que siguieron a la muerte de Carlos, y centrarse exclusivamente en determinados actos de autodefensa ante provocaciones neonazis, como fue el intento de concentración legalizada que realizó el partido nazi Nación y Revolución en la plaza Tirso de Molina el 29 de febrero. Esta concentración, que no duró ni diez minutos, fue permitida por las autoridades pero prohibida por la acción de vecinos del barrio y del movimiento antifascista.
Así mismo, la Coordinadora Antifascista de Madrid intentó realizar una concentración “contra la criminalización de los Movimientos Sociales” el pasado 5 de abril en Tirso de Molina. La concentración fue prohibida por la Delegación de Gobierno y aunque se realizó igualmente, los medios de comunicación no aparecieron previendo que, al ser pacífica, no habría carnaza para vender como “altercados”.
Es el gobierno quien da vía libre a los nazis e impide el desarrollo y crecimiento de un movimiento antifascista popular, prohibiendo muchas de sus movilizaciones y ocultando sus raíces barriales y obreras. Son los medios de comunicación los que adaptan la “realidad” a los intereses gubernamentales.
COORDINADORA ANTIFASCISTA DE MADRID
www.nodo50.org/antifa
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