x Coordinadora Antifascista de Madrid
A Carlos lo mato un día fatídico. A Carlos lo mató una reyerta entre bandas :: La lógica mediático-represiva que fomenta el temor al "violento social" intenta aislar a los movimientos sociales y demonizar sus métodos históricos de lucha ante el resto de la sociedad.
Durante el franquismo se criminalizaba al "rojo" y al “subversivo” para descalificar sus proyectos de búsqueda de una sociedad justa. Ahora, en una pirueta infernal, a los que se enfrentan a la violencia fascista los medios les criminalizan como "violentos", para deslegitimar las luchas sociales por un igualitario reparto de la riqueza.
Disfrazados de servidores públicos de la comunicación social, los consorcios mediáticos que fiscalizan el control político y social son auxiliares complementarios de la "Justicia" (del sistema) y de las "fuerzas del orden" en la tarea represiva, y el sujeto a reprimir ya no es el "subversivo” comunista o anarquista sino el "violento social".
Y puesto que en la estrategia de dominación con elecciones, gobierno civil y Parlamento, se supone que ya no hay guerra fría ni "subversivos", ahora la primera trinchera de represión a los que amenazan la estabilidad del sistema se hace con medios de comunicación y manipulación orientadora de la conducta colectiva de la clase media bienpensante y despolitizada.
El argentino Manuel Freytas escribió sobre las técnicas de manipulación en el llamado "conflicto" entre el régimen israelí y los resistentes palestinos y libaneses. Los bombardeos escalonados de Israel sobre poblaciones civiles e infraestructuras de Palestina o Líbano, son para la prensa burguesa la "respuesta de Israel" aquejado por una "escalada de violencia", en la que Israel responde a las agresiones "terroristas" de grupos "fundamentalistas" palestinos o libaneses.
En este texto no pretendemos construir un falso paralelismo entre las características de los citados conflictos de Oriente Medio y las características de la lucha antifascista en Madrid, más bien se trata de analizar a los medios de comunicación como instrumentos de lucha de clases, en este caso al servicio de la represión capitalista. La manipulación se mueve sobre cuatro ejes centrales, ejes que sirven para destacar las similitudes con el tratamiento de la prensa burguesa a la violencia neonazi en Madrid.
1) Cuando los medios informan sobre los muertos y heridos (todos civiles, incluidos niños y mujeres) no los relacionan con la "ofensiva israelí" sino que los atribuyen a la "escalada de violencia", con lo cual diluye la responsabilidad de Israel en los asesinatos de civiles. Israel no mata, mata la "violencia".
En el caso del asesinato de Carlos o cuando hay una agresión ultraderechista, no se atribuye a ninguna "ofensiva neonazi” sino a una “pelea entre bandas”, con lo cual pasa a ser un caso aislado o despolitizado, a pesar de que la impunidad y las agresiones han ido en aumento en los últimos años. Los nazis no matan, matan las “peleas de bandas”.
La Razón: "Desde ese fatídico día de noviembre que acabó con la vida de un chico de 16 años, la Policía ha detenido a alrededor de 30 antifascistas relacionados con actos violentos y se ha incautado de numerosas armas. Los altercados protagonizados por la izquierda radical se han multiplicado de forma espectacular a raíz de ese suceso". A Carlos lo mato un “día fatídico”.
El Correo Digital: "Un joven de 16 años muere en una reyerta entre dos bandas en el metro de Madrid. Detenido un 'skinhead' como presunto autor del apuñalamiento mortal ocurrido en una pelea entre bandas neonazis y antifascistas que causó también 7 heridos". A Carlos lo mató una “reyerta”.
2) No presentan el despliegue militar y la escalada de ataques israelíes como una "invasión militar" sino como un despliegue orientado a "terminar con los ataques terroristas", con lo cual diluye la comprensión del acto ilegal de una invasión militar cometida por el Estado judío. Israel no invade, sólo responde a ataques previos.
Cuando el soldado profesional neonazi acuchilló a Carlos, lo hizo porque "se sintió acorralado" por los jóvenes con estética "radical". Cuando la Delegación de Gobierno prohíbe movilizaciones antifascistas siempre se argumenta que lo que se persigue es “evitar altercados”. Cuando la policía barre a porrazos una manifestación antifascista se subraya que previamente “los jóvenes radicales arrojaron botellas y objetos”, con lo cual se diluye la realidad de fondo: se está permitiendo la actividad neonazi y la difusión de ideas xenófobas mientras se reprime a quienes las combaten. Pero al parecer la policía no reprime, sólo responde a ataques previos. Los soldados profesionales no asesinan, reaccionan ante posibles ataques.
El País: En un artículo titulado "El Tribunal Superior autoriza la marcha racista", habla de "Carlos Javier Palomino, de 16 años, en noviembre, cuando se dirigía a reventar una manifestación de DN en contra de la inmigración convocada en Usera. El joven murió acuchillado en un vagón del metro, en la estación de Legazpi, a un kilómetro y medio de donde se celebraba la marcha, apuñalado presuntamente por un ultraderechista". Carlos iba a "reventar" un manifestación autorizada. El soldado profesional "presuntamente" lo apuñaló.
El País: "'Eran muchos y me llamaban nazi', dice el supuesto asesino del menor". En ese caso es “natural” que se defienda.
Telecinco: "El acusado estaba sólo y se vio acorralado por el grupo de redskins. Su reacción fue inmediata, sacó la navaja para defenderse". Nuevamente se justifica el asesinato, a pesar de que el vídeo del metro muestra cómo el asesino neonazi preparó su cuchillo incluso antes de que el vagón se detuviera e hizo uso de él antes de que tuviera lugar “provocación” alguna.
3) Cuando informan sobre las acciones de la resistencia palestina o libanesa, no las presentan como combates de la resistencia contra las tropas invasoras de Israel, sino como "ataques", o "actos terroristas", contra poblaciones civiles de Israel. Conclusión: Cuando Israel ataca, invade y mata, "responde al terrorismo", y cuando la resistencia se defiende, ejecuta "ataques terroristas" contra civiles israelíes. El invasor pasa a ser el "bueno" y el invadido "el malo".
Cuando los medios informan de un acto de autodefensa contra las agresiones de grupos de ultraderecha, nunca será “en respuesta” a la escalada de acciones violentas previas, sino que será calificado como “oleada de violencia ultra” en un marco de “tensión entre jóvenes skinheads madrileños de tendencia extremista”. Cuando la policía carga violentamente contra manifestantes para permitir una actividad neonazi y se producen enfrentamientos, entonces los activistas son calificados de “radicales” y “exaltados”. La policía nunca “ataca”, sólo “mantiene el orden y la legalidad vigente” (y protege a la propiedad privada).
La Razón: "Los antifascistas buscan un muerto. La Brigada de Información de la Policía está en máxima alerta ante la oleada de violencia ultra." "Su otro frente abierto es más preocupante. Dar palizas a pequeños grupos o jóvenes solitarios con aspecto o ideología nazi". Como vemos, se transmite que por el “sólo” hecho de tener aspecto nazi, se arriesgan a sufrir la “violencia antifascista”.
El Mundo sobre el soldado profesional: "«Nunca llama la atención», «es muy reservado y correcto», «el típico chico normal del que no se sabe demasiado»". "Los reclutas más jóvenes sí expresaban cierto temor por posibles respuestas de «los redskins» hacia el estamento militar: «Se ha corrido la voz por el cuartel de que nos van a intentar hacer daño de alguna manera, e incluso hay quien piensa que se podrían plantar aquí a intentar atacarnos»". El asesino de Carlos era “un buen chico” y los militares estaban atemorizados por un posible ataque antifascista a los cuarteles.
EFE: "Además de los enfrentamientos registrados en los vagones, la Policía detuvo a otros cuatro jóvenes, tres de ellos menores, cuando se dirigían en «actitud hostil» con «palos y piedras y lanzaban botellas y cócteles molotov» hacia la Glorieta de Cádiz, punto donde concluía el recorrido de la manifestación" de Democracia Nacional. Los fascistas se manifiestan legalmente, los antifascistas son hostiles y lanzan cócteles molotov.
4) En términos bélicos, la prensa burguesa presenta el "conflicto" (no la invasión) como un "enfrentamiento" entre el ejército de Israel y las organizaciones de la resistencia. Omite el siguiente detalle: Israel es una superpotencia militar, con un ejército disciplinado, dotado de armamento y logística de última generación. La resistencia es sólo una fuerza de guerrilla compuesta por militantes, con casi nada de logística y sólo armada con fusiles livianos y cohetes de alcance reducido, de fabricación doméstica y precaria.
La prensa calificó el asesinato de Carlos como una “pelea de bandas”, no como un escalón en la actividad terrorista de la ultraderecha. Mientras se habla de “bandas”, se desvirtúa que el asesino de Carlos, como muchos otros agresores fascistas, había sido entrenado en el ejército español. Se disimula siempre que sea posible, el hecho de que no ha habido depuración alguna después de la Transición y por tanto las Fuerzas de Seguridad del Estado son herederas del régimen franquista; es decir, hay conexiones con los neonazis, políticas, ideológicas, económicas, familiares. Por si fuera poco, además de la cobertura mediática cuentan con la policía que los defiende o hace la vista gorda y con el sistema judicial y las multas para disuadir a los que protestan. Mientras tanto, la juventud antifascista es obrera, sin más espacios de autoorganización que algunos locales y centros sociales okupados y sin ningún tipo de “respaldo institucional”.
20minutos: "Disturbios y cargas contra manifestantes extremistas de izquierda en la Gran Vía. Destrozos de mobiliario, cristales y coches ha sido el resultado." "Por su parte, la manifestación de las Juventudes del partido ultraderechista Democracia Nacional, que desde las 12:00 horas del domingo marchó entre la Plaza de Cibeles y la Puerta del Sol bajo el lema 'Vivienda Social, Prioridad Nacional. Ningún español sin casa', transcurrió sin incidentes". Los manifestantes extremistas de izquierda destrozan el mobiliario "de todos" y se enfrentan a las fuerzas del orden. La manifestación de las Juventudes del partido ultraderechista Democracia Nacional, de los amigos del asesino de Carlos, reclama vivienda social y transcurre sin incidentes.
ABC, febrero 2007: "El Sindicato Unificado de Policía (SUP) ha reclamado chalecos antibala y más medios de autoprotección para los efectivos que se desplacen a reforzar la seguridad en Alcorcón, donde desde hace una semana se han incrementado las fuerzas del Estado en prevención de nuevas reyertas". Precaución muy necesaria ante la posibilidad cierta de que la asamblea antirracista y por la convivencia pacífica de Alcorcón utilice armas y fuego real.
Libertad Digital: "Un sitio web de cobertura al gamberrismo fanático, La Haine, sirve de portavoz a estas agresiones, perpetradas para recordar el asesinato, hace cinco meses, de Carlos Javier Palomino, un joven de 16 años que fue apuñalado tras una manifestación celebradas por grupos ultras de derechas". Antifascismo = gamberrismo fanático; fascismo = grupos ultras de derechas.
Para la prensa madrileña los nazis no son “ultras” por las ideas que defiende ni por sus métodos cotidianos, sólo lo son cuando se pasan de la raya o cuando interesa poner al mismo nivel su actividad con la de colectivos antifascistas. Cuando los medios hablan de "enfrentamiento" entre fascistas y antifascistas, o de "guerra" entre Israel y los resistentes, lo que hace es poner a la pulga y al elefante en un mismo nivel, eliminando las fronteras entre la víctima y el victimario.
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